jueves, 21 de junio de 2012

TÚNEZ : rosa del desierto


Desde Bilbao a Monastir 
Apenas dos horas y media de vuelo separan Bilbao de Túnez.
Un país exótico y cercano al mismo tiempo.






Túnez está situado al norte de África y a orillas del Mediterráneo, tiene una extensión de poco más de 160 mil Km. cuadrados y su población es mayoritariamente de religión islámica.
Dispone de 1300 Km. de costas muy variadas
Los beréberes son el pueblo originario de Túnez, luego a lo largo de los siglos se mezclaron con gentes de otras procedencias como fenicios, romanos, bizantinos, árabes u otomanos.
El idioma oficial de Túnez es el árabe, aunque casi todos los tunecinos hablan francés y son también numerosos los que hablan inglés, sobre todo en las grandes ciudades y en los centros turísticos.

Su capital es la antigua ciudad de Túnez que ha conservado su tradición al mismo tiempo que se ha adaptado a los tiempos modernos. Muestra de esa tradición es la Medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; aquí se encuentran los zocos, los palacios, la esencia del Túnez de siempre.
Por otra parte, existe la ciudad moderna, de perfil semejante al de las ciudades europeas del sur, construida en la parte oriental, fuera de las murallas y orientada al mar. En esta parte de la ciudad se encuentran los hoteles más modernos, los bancos, las tiendas de moda y la mayoría de las sedes de diversas empresas internacionales.

Lugares de interés



Tozeur, con miles de palmeras, es el oasis de Túnez por excelencia. Rodeada por dos mares de sal gigantes, cuenta con un palmeral gigantesco donde se puede pasear horas y horas.


Más allá de las palmeras, el Chott el Djerid, un lago enorme de sal donde no es difícil vislumbrar espejismos. Más allá del mar de sal, el Sahara, infinito y colosal.
La mayoría de mega hoteles turísticos están alejados del pueblo. Es ahí donde nos alojamos, en grupo organizado.





Nefta, la hermana pequeña del gran oasis de Tozeur es famosa en todo el Sahara por ser un lugar espiritual. Alberga más de 400 mil palmeras. En su interior nacen otras más ofreciendo un bello paisaje con el mar salado del Chott el Djerid al fondo eclipsando el infinito

Douz es uno de los lugares más turísticos de Túnez ya que alberga oasis y desierto a su vez. Por lo que respecta al pueblo de Douz, no existen muchos lugares que visitar pero sí ofrece la sensación de merodear por un pueblo mediador entre nómadas y habitantes del oasis. La ancha plaza de Souk, con sus arcadas, transporta a unos años atrás

El Djem, ciudad a tres horas al sur de Túnez, pasaría desapercibida si no fuera por su colosal y espectacular anfiteatro romano que alberga en el mismo corazón de la ciudad.



El coliseo fue construido por el emperador Gordiano alrededor del año 230 d.C. Con 148 metros de largo y 122 de ancho, tenía una capacidad para más de 45.000 espectadores, algo que algunos campos de fútbol de hoy en día soñarían.
Supone el edificio romano más grande realizado jamás en toda África. Sus arcos y sus muros de piedra ocre de colosal envergadura dejan sin aliento a más de uno; y sólo el hecho de pisar la arena, encontrarse entre esas gigantes paredes, imaginarse al público de hace más de 1800 años vitoreando y pensar en el propósito de semejante obra: ver hombres luchando hasta la muerte o la condena a ser devorado por tigres y leones produce escalofríos.
Junto con la entrada a anfiteatro se puede también visitar el museo arqueológico al sur de la ciudad. Tiene una buena colección de mosaicos. Nada a comparar, por supuesto, con el espectacular surtido del museo El Bardo en la capital.


La ciudad de Kairouan fue fundada por los conquistadores árabes en el siglo VII

Gran Mezquita de Kairouan



y su gran mezquita y medina atestiguan la importancia que tuvo en un pasado remoto.
Ir siete veces a Kairouan equivalen a una visita a la Meca para todo musulmán.

La ciudad respira religiosidad y puritanismo, también alfombras y demás souvenirs dedicados a los turistas.
En especial cuando llega un autocar para realizar la clásica visita.

La verdad es que en poco tiempo pudimos visitar la medina, la gran mezquita, una de las pocas en la que los no creyentes pueden acceder, al mausoleo de Sidi Abid y la mezquita de las tres puertas.




Una de las regiones más llamativas de todo Túnez es Matmata. Situada al sur de Gabes y habitada por tribus beréberes esta insólita región presenta un paisaje casi irreal y sorprende por sus viviendas subterráneas o excavadas en los valles.
Las casas son cálidas en invierno y frescas en verano, están construidas en varios niveles y su mobiliario es muy austero. Bajando por una especie de túnel, se llega a un pozo circular, en torno al cual se han ido excavando las salas y los depósitos para el grano. Actualmente se han construido hoteles y alojamientos para turistas siguiendo esta peculiar forma de vivienda.

La isla de Djerba

con 128 kilómetros de playas tiene numerosos centros turísticos y destaca por su vegetación: palmeras, huertos, olivares y árboles frutales. Llaman la atención sus más de 200 mezquitas, sus típicas casas y el espectáculo natural de las bandadas de flamencos de Ras el R'Mel.

Fotos de Hotel Kanta, Port El Kantaoui

El Kantaoui

De Port El Kantaoui se dice que es un poco el Marbella tunecino. El ambiente es un tanto distinguido, pero sin lentejuelas ni demasiado gentío, en un puerto deportivo que acoge tanto a yates como a barcos que hacen cruceros de un díaPort El Kantaoui tiene un encanto especial por su ambiente, por sus playas, unas de las más bellas de la reviera tunecina.
hotel Kanta 


                                     ¡Cenas exquisitas!                         


Sidi Boud Said


Casas bien ordenadas y superpuestas a lo largo y ancho del acantilado, inmaculadas paredes de cal, desbordantes geranios y rosales en diferentes rojos y fucsias adornando las fachadas, exóticas y exuberantes terrazas con hermosas vistas al Mar Mediterráneo, paseos de palmeras de diferentes tamaños y variedades, sus característicos arcos de bóveda en las entradas de los edificios, las evocadoras jambas y dinteles, todos en azul a excepción de alguno que otro en color amarillo o blanco, las rejas y cancelas.
Estando aquí, uno de los grandes placeres es pasear, sin miedo a perderse o a recalar en un callejón sin salida. Simplemente hay que dejarse guiar por nuestros sentidos y el propio encanto del lugar hará el resto. Desde luego que, sobra decir, que cualquier mapa está de más y no sólo porque el pueblo en sí sea pequeño,  sino porque es la única manera de descubrir, saborear y disfrutar cada rincón alejándose un poco de la más que concurrida “Plaza de Sidi Boud Said”, núcleo central de la localidad, repleta de tiendas de souvenirs.
El azul intenso, vibrante e indescriptible de sus puertas y ventanas, contrasta y compite en belleza y vitalidad con el azul celeste del cielo, las diferentes tonalidades que nos ofrece el azul del mar así como la brisa marina se funde con el aroma envolvente de los geranios entremezclados, entre si, con la intensidad, dulzura y sensualidad del jazmín. Esta preciosa flor es el emblema nacional de Túnez e inunda no sólo cada rincón del pueblo sino también acompaña a cada uno de sus heterogéneos habitantes pues, a pesar de que este país se ha modernizado bastante, las diferencias sociales y de clase siguen siendo más que evidentes.
Algunos hombres casados suelen llevar un diminuto ramillete, con unos cuantos jazmines, en la oreja derecha (los solteros en el lado contrario) y en cuanto a las mujeres, unas lo guardan dentro del bolso, otras lo llevan en el pelo, o a modo de broche e incluso en forma de bonitos collares.


Entre las características naturales de Túnez destacan sus oasis que constituyen el milagro del agua en el desierto, islas de verdor en medio de las arenas, pobladas por multitud de palmeras. En ellos se ha concentrado buena parte de la población del desierto que encuentra allí sombra, agua y tierra fértil.

También hay oasis en lo más alto de las montañas donde las palmeras crecen entre las rocas y la economía se basa en la recolección de dátiles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario