Desde Bilbao a Monastir
Apenas dos horas y media de vuelo separan Bilbao de Túnez.
Un país exótico y cercano al mismo tiempo.
Túnez está situado al norte de África y a orillas del Mediterráneo,
tiene una extensión de poco más de 160 mil Km. cuadrados y su población es
mayoritariamente de religión islámica.
Dispone de 1300 Km. de costas muy variadas
Dispone de 1300 Km. de costas muy variadas
Los beréberes son el pueblo originario de Túnez, luego a lo
largo de los siglos se mezclaron con gentes de otras procedencias como
fenicios, romanos, bizantinos, árabes u otomanos.
El idioma oficial de Túnez es el árabe, aunque casi todos los tunecinos hablan francés y son también numerosos los que hablan inglés, sobre todo en las grandes ciudades y en los centros turísticos.
El idioma oficial de Túnez es el árabe, aunque casi todos los tunecinos hablan francés y son también numerosos los que hablan inglés, sobre todo en las grandes ciudades y en los centros turísticos.
Su capital es la
antigua ciudad de Túnez que ha conservado su tradición al mismo tiempo que se
ha adaptado a los tiempos modernos. Muestra de esa tradición es la Medina,
declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; aquí se encuentran los
zocos, los palacios, la esencia del Túnez de siempre.
Por otra parte, existe la ciudad moderna, de perfil semejante al de las ciudades europeas del sur, construida en la parte oriental, fuera de las murallas y orientada al mar. En esta parte de la ciudad se encuentran los hoteles más modernos, los bancos, las tiendas de moda y la mayoría de las sedes de diversas empresas internacionales.
Por otra parte, existe la ciudad moderna, de perfil semejante al de las ciudades europeas del sur, construida en la parte oriental, fuera de las murallas y orientada al mar. En esta parte de la ciudad se encuentran los hoteles más modernos, los bancos, las tiendas de moda y la mayoría de las sedes de diversas empresas internacionales.
Lugares de interés
Tozeur, con
miles de palmeras, es el oasis de Túnez por excelencia. Rodeada por dos
mares de sal gigantes, cuenta con un palmeral gigantesco donde se
puede pasear horas y horas.
Más allá de las palmeras, el Chott el Djerid, un lago enorme de sal donde no es difícil vislumbrar espejismos. Más allá del mar de sal, el Sahara, infinito y colosal.
La mayoría de
mega hoteles turísticos están alejados del pueblo. Es ahí donde nos alojamos,
en grupo organizado.
Nefta,
la hermana pequeña del gran oasis de Tozeur es famosa en todo el Sahara
por ser un lugar espiritual. Alberga más de 400 mil palmeras. En su
interior nacen otras más ofreciendo un bello paisaje con el mar salado del
Chott el Djerid al fondo eclipsando el infinito
Douz es
uno de los lugares más turísticos de Túnez ya que alberga oasis y desierto a
su vez. Por lo que respecta al pueblo de Douz, no existen muchos lugares que
visitar pero sí ofrece la sensación de merodear por un pueblo mediador
entre nómadas y habitantes del oasis. La ancha plaza de Souk, con sus arcadas,
transporta a unos años atrás
El
Djem, ciudad a tres horas al sur de Túnez, pasaría desapercibida si no fuera
por su colosal y espectacular anfiteatro romano que alberga en el
mismo corazón de la ciudad.
El coliseo fue construido por el emperador Gordiano alrededor
del año 230 d.C. Con 148 metros de largo y 122 de ancho, tenía una capacidad
para más de 45.000 espectadores, algo que algunos campos de fútbol de hoy en día
soñarían.
Supone el edificio romano más grande realizado jamás en
toda África. Sus arcos y sus muros de piedra ocre de colosal envergadura dejan
sin aliento a más de uno; y sólo el hecho de pisar la arena, encontrarse entre
esas gigantes paredes, imaginarse al público de hace más de 1800 años
vitoreando y pensar en el propósito de semejante obra: ver hombres
luchando hasta la muerte o la condena a ser devorado por tigres y leones
produce escalofríos.
Junto con la entrada a anfiteatro se puede también visitar el museo
arqueológico al sur de la ciudad. Tiene una buena colección de
mosaicos. Nada a comparar, por supuesto, con el espectacular surtido del museo
El Bardo en la capital.
La ciudad de Kairouan fue fundada por los conquistadores árabes
en el siglo VII
Gran Mezquita de Kairouan
y su gran mezquita y medina atestiguan la importancia que
tuvo en un pasado remoto.
Ir siete veces a Kairouan equivalen a una visita a la Meca para todo musulmán.
Ir siete veces a Kairouan equivalen a una visita a la Meca para todo musulmán.
La ciudad respira religiosidad y puritanismo, también alfombras
y demás souvenirs dedicados a los turistas.
En especial cuando llega un autocar para realizar la clásica visita.
La verdad es que en poco tiempo pudimos visitar
la medina, la gran mezquita, una de las pocas en la que los no creyentes pueden
acceder, al mausoleo de Sidi Abid y la mezquita de las tres puertas.
Una de las regiones más llamativas de todo Túnez es Matmata.
Situada al sur de Gabes y habitada por tribus beréberes esta insólita región
presenta un paisaje casi irreal y sorprende por sus viviendas subterráneas o
excavadas en los valles.
Las casas son cálidas en invierno y frescas en verano, están construidas en
varios niveles y su mobiliario es muy austero. Bajando por una especie de túnel,
se llega a un pozo circular, en torno al cual se han ido excavando las salas y
los depósitos para el grano. Actualmente se han construido hoteles y
alojamientos para turistas siguiendo esta peculiar forma de vivienda.
La isla de Djerba
con 128 kilómetros
de playas tiene numerosos centros turísticos y destaca por su vegetación:
palmeras, huertos, olivares y árboles frutales. Llaman la atención sus más de
200 mezquitas, sus típicas casas y el espectáculo natural de las bandadas de
flamencos de Ras el R'Mel.
¡Cenas exquisitas!
Sidi Boud Said
Casas bien ordenadas y superpuestas a lo largo y ancho del
acantilado, inmaculadas paredes de cal, desbordantes geranios y rosales en
diferentes rojos y fucsias adornando las fachadas, exóticas y exuberantes
terrazas con hermosas vistas al Mar Mediterráneo, paseos de palmeras de
diferentes tamaños y variedades, sus característicos arcos de bóveda en las
entradas de los edificios, las evocadoras jambas y dinteles, todos en azul a
excepción de alguno que otro en color amarillo o blanco, las rejas y cancelas.
Estando aquí, uno de los grandes placeres es pasear, sin miedo a
perderse o a recalar en un callejón sin salida. Simplemente hay que dejarse
guiar por nuestros sentidos y el propio encanto del lugar hará el resto. Desde
luego que, sobra decir, que cualquier mapa está de más y no sólo porque el
pueblo en sí sea pequeño, sino porque es la única manera de descubrir,
saborear y disfrutar cada rincón alejándose un poco de la más que concurrida “Plaza de Sidi Boud Said”,
núcleo central de la localidad, repleta de tiendas de souvenirs.
El azul intenso, vibrante e indescriptible de sus puertas y
ventanas, contrasta y compite en belleza y vitalidad con el azul celeste del
cielo, las diferentes tonalidades que nos ofrece el azul del mar así como la
brisa marina se funde con el aroma envolvente de los geranios entremezclados,
entre si, con la intensidad, dulzura y sensualidad del jazmín. Esta preciosa
flor es el emblema nacional de Túnez e inunda no sólo cada rincón del pueblo sino
también acompaña a cada uno de sus heterogéneos habitantes pues, a pesar de que
este país se ha modernizado bastante, las diferencias sociales y de clase
siguen siendo más que evidentes.
Algunos hombres casados suelen llevar un diminuto ramillete, con
unos cuantos jazmines, en la oreja derecha (los solteros en el lado contrario)
y en cuanto a las mujeres, unas lo guardan dentro del bolso, otras lo llevan en
el pelo, o a modo de broche e incluso en forma de bonitos collares.
También hay oasis en lo más alto de las montañas donde las palmeras crecen entre las rocas y la economía se basa en la recolección de dátiles.
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