jueves, 12 de abril de 2018

SALAMANCA


Comenzamos el recorrido por la Plaza Mayor
 Aquí nos encontramos en el punto con más vida de la ciudad. 
Merece la pena dar una vuelta alrededor de los 88 arcos porticados de esta plaza. Si nos fijamos bien, en ellos vemos medallones tallados con el rostro de personajes tan célebres como Miguel de Cervantes, autor de “Don Quijote de la Mancha”. 
Continuamos por la Plaza del Corrillo y bajamos por la Rúa Mayor hasta llegar a la Casa de las Conchas.
Detrás de la Casa de las Conchas, en la calle de la Compañía, vemos asomar las torres de la Iglesia de la Clerecía y de la Universidad Pontificia. Es una de las calles más monumentales de la ciudad; paseando por ella, tenemos la sensación de haber viajado a siglos pasados.
Seguimos bajando, nos encontramos con el Palacio de Monterrey, el Convento de las Úrsulas o el Colegio del Arzobispo Fonseca. Nos sentamos para contemplar bien la belleza que nos rodea: frente a nosotros está la impresionante Catedral Nueva de la ciudad y a nuestra espalda el Colegio de Anaya. 
El ambiente de esta zona llena de turistas, estudiantes, paseantes… es muy especial.
La ciudad de las dos Catedrales vemos la Catedral Nueva de cerca. Lo mejor es que la parte baja de la puerta de este monumento oculta figuras talladas como un astronauta, un mono que se está comiendo un helado o una cigüeña. 
Ambas están unidas y el acceso a la Catedral Vieja lo hallamos desde el interior de la Nueva. Aunque la antigua catedral no es tan grandiosa, este templo románico transmite un espíritu medieval y tranquilidad. Estar en ella es recordar que sus muros fueron testigos de banquetes, exámenes (si los estudiantes aprobaban se les concedía el grado en el claustro de la propia Catedral), concilios, tribunales de la Inquisición… Desde la parte de abajo de la Catedral Vieja, tenemos la oportunidad de acceder a la exposición permanente llamada “Ieronimus”, un paseo que permite el acceso hasta la zona más alta de ambas catedrales. Podemos ver de cerca y casi tocar torres de 110 metros de altura tan características como la del Gallo (por la veleta que tiene con la forma de este animal) o la de las Campanas.
Después, la hora de la comida. 
                
Y la mejor es ir de tapas: probar de bar en bar porciones de especialidades de la cocina de esta tierra.
El entorno de la Plaza Mayor es el ideal para degustar, por ejemplo, los populares embutidos.

jueves, 5 de abril de 2018

MÉRIDA


MÉRIDA
Entramos en la ciudad cruzando el puente romano. 
La visita a Mérida nos permitió disfrutar del patrimonio legado por los pobladores de la ciudad a lo largo de los siglos.

 Sus calles y edificios son un reflejo del paso de la cultura romana, visigoda, árabe y cristiana.
El Emperador Octavio Augusto fundó la Colonia Augusta Emerita, en el año 25 a.C. en la que se asentaron los militares veteranos de las legiones V y X, tras las victorias frente los cántabros en el norte de la Península.
Aunque la comarca de Mérida ya estaba habitada desde tiempos remotos, la llegada de los pobladores romanos supuso un cambio sustancial para este punto estratégico, por su ubicación cercana al río Guadiana y por ser un nudo esencial de las comunicaciones de la época.
Mérida (Emérita Augusta) se convirtió en un destacado centro jurídico, económico, militar y cultural del Imperio Romano.
Fruto de la vida de aquella población romana, la ciudad conserva muchos monumentos que permiten trasladarse en el tiempo hasta aquella época de esplendor para la ciudad.
El paso posterior por la ciudad de visigodos, árabes y cristianos ha dejado un legado cultural importantísimo.
En diciembre de 1993 la UNESCO declaró el Conjunto Arqueológico Emeritense Patrimonio de la Humanidad

Puente Romano sobre el río Guadiana.

El Puente Romano de Mérida se ha estado utilizando para el tráfico rodado, incluyendo el paso de camiones, hasta hace relativamente poco tiempo. Esto da idea de la robustez de las construcciones romanas.
El área arqueológica de Las Morerías, situada junto al río Guadiana, es una de las zonas de la ciudad más aprovechadas por los distintos pobladores de Mérida.


martes, 3 de abril de 2018

CÁCERES

               

Comenzamos por La Plaza Mayor, donde se encuentra el principal punto de entrada a la ciudad monumental. El Ayuntamiento, que ocupa un edificio de estilo clasicista del siglo XIX.
La Torre de Bujaco , reconstruida por los almohades en el siglo XII tras la toma de la ciudad en 1173. Desde la parte superior se contemplan unas vistas impresionantes de la ciudad.
La Ermita de la Paz (siglo XVIII) y el Arco de la Estrella de estilo barroco, da acceso al recinto amurallado y nos conduce hasta la Plaza de Santa María, aquí podemos ver la Iglesia-Concatedral de Santa María, el Palacio de Carvajal, que fue erigido entre los siglos XV y XVI, el Palacio Episcopal, su parte más antigua data del siglo XIII y la más moderna del siglo XVII, el Palacio de Mayorazgo, la Casa de Hernando de Ovando, el Palacio de Diputación Provincial.
Gárgolas de la Concatedral de Santa María En la portada del Palacio del Mayor hay una inscripción en latín: “Sé Tú, Señor, para nosotros, torre de fortaleza; y se renovará, como la del águila, nuestra juventud”, que hace referencia al escudo de la familia .
Seguimos hacia la Plaza de San Jorge pasando junto al Palacio de los Golfines de Abajo, uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad Monumental. Su torre es la parte más antigua del edificio.
Toda la fachada está coronada por una crestería plateresca cincelada en granito. Llegamos a la Plaza de San Jorge donde hay una escultura de bronce de San Jorge, patrón de la ciudad, realizada por José Rodríguez entre las escaleras que suben a la iglesia de San Francisco.
Pasear por este trozo de la ciudad es impresionante por las casas que vas descubriendo y por sus calles estrechas y empedradas.
 Recorrerlas por la tarde – noche cuando se encienden las luces que le dan un aire mágico. 
Gran Hotel Don Manuel